Praga en 5 días con la peque

Este verano decidimos conocer la ciudad de Praga, en la República Checa. Y aunque la ciudad medieval nos ha entusiasmado, he de decir que también nos ha decepcionado algo su gente.


Plaza de la Ciudad Vieja. Iglesia de Nuestra Señora de Tyn. Foto propia



Y es que en Praga no son precisamente amables. Al contrario. Y no es nada personal, como nos aseguraron un par de guías, pero de manera habitual la gente es tosca, ruda, algo antipática y descortés. Su historia política tiene mucho que ver, ya que ha sido un pueblo que estuvo sometido políticamente primero al comunismo más represivo y luego al nazismo, lo que ha dado lugar a ese halo de desconfianza y recelo por buena parte de la sociedad.


El casco histórico es peatonal, así que es una buena opción alojarte en algún hotel cercano al centro. A solo 6 o 10 minutos andando tienes bastantes. Pero cuidado: apenas hay en la ciudad pasos de cebra, no hay límites de velocidad para los coches (y van a toda pastilla) y suelen saltarse los semáforos en rojo. Es la jungla. Y hay un ruido tremendo, ya que a muchos conductores les encanta "fardar" del ruido de los motores de sus vehículos. Parece broma, en un país centroeuropeo, pero no lo es. Algunos semáforos con paso de peatones para cruzar duran 9 segundos. La peque los cruzaba corriendo, con eso os lo digo todo. Hay que tener precaución.


Para recorrer la ciudad, nada mejor que apuntarte a un free tour. Los hay en todos los idiomas y te van a ayudar a acercarte a los monumentos más importantes para que no te pierdas nada. Son free pero esperan que les des la voluntad (lo normal suele ser entre diez a veinte euros por persona, dependiendo de lo que te haya gustado). Nosotros nos apuntamos a un par de free tours y descubrimos rincones estupendos que de otra forma no habríamos conocido.


Primer día: Plaza de la Ciudad Vieja, Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, Reloj Astronómico Medieval de Praga, Clementinum, Puente de Carlos. 

El primer día no hay nada mejor como situarte en la Plaza de la Ciudad Vieja, hay registros de que ya había mercados allí en el siglo XI,  y perderse por las callejuelas que salen desde ella para disfrutar de pequeñas tiendas y restaurantes llenos de encanto. Además en la Plaza puedes disfrutar de la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn (en estilo gótico tardío y una de las más importantes de la ciudad) y  del bellísimo Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, donde encontrará el Reloj Astronómico medieval más famoso del mundo, y que cada hora atrae a cientos de turistas para ver su mecanismo en acción: es un desfile de los doce apóstoles, mientras que a sus laterales las figuras de la Avaricia, la Vanidad, un Turco y la Muerte van marcando los pasos al desfile. El reloj data de 1450 y la leyenda dice que dejaron ciego al maestro relojero Hanus una vez lo acabó para que no pudiera volver a hacer otro igual para alguna de las ciudades cercanas. Puedes subir a la Torre del Ayuntamiento y a las torres de la Iglesia de Tyn para disfrutar de unas vistas maravillosas de la ciudad. Camino del Puente de Carlos pasarás por el Clementinun, antigua sede jesuita y de la universidad. Dentro puedes disfrutar en una visita guiada para ver su famosa biblioteca barroca o deleitarte en sus salones de alguno de sus conciertos de música clásica. Al lado del Clementinun tienes el famoso Puente de Carlos, que separa la Ciudad Vieja y la Ciudad Pequeña o Malá Strana. Data de 1357 y su nombre lo recibe de Carlos IV. El puente está decorado con distintas estatuas de personajes ilustres; hacia la mitad encontrarás la dedicada a San Juan Nepomuceno, que fue tirado al río en 1393 por orden de Wenceslao IV y es tradición pedir un deseo mientras tocas la base de su estatua. 

Reloj Astronómico. Foto propia.


Segundo día: Barrio Judío Josefov, Cementerio Judío y seis sinagogas: Alta, Española, Klausen, Maisel, Pinkas y Vieja-Nueva. Paseo en barco por el río Moldava.

La visita al cementerio judío de Praga es imprescindible. Además puedes comprar entradas conjuntas para visitar el cementerio junto a las sinagogas. El cementerio se creó en 1439, con el paso de los años y debido a la falta de espacio, se fueron creando niveles de enterramientos y en algunas zonas estos llegan hasta los diez niveles bajo suelo. Tiene un carácter muy romántico y se pueden ver cerca de 10.000 lápidas. A la salida del cementerio encontrarás la primera sinagoga, la Pinkas, fundada en 1479 y donde encontrarás un pequeño museo con todo tipo de objetos judíos. En sus paredes están inscritos los nombres de los 77.297 judíos asesinados por los nazis.  

Cementerio Judío. Foto propia.

Si no quieres entrar en todas las sinagogas, te recomiendo que no te pierdas la Sinagoga Española ni la Vieja-Nueva. La primera adquiere su nombre por su decoración morisca que recuerda a la Alhambra de Granada, y es de una belleza espectacular. La segunda es la sinagoga más antigua de Europa aún en funcionamiento. Data de 1270.

Sinagoga Española. Foto propia.

Para despedir el día nada mejor que un crucero por el río Moldava. Si bajas a su orilla, verás las diversas compañías que ofertan todo tipo de paseos. Tienes paseos de una hora, con comida, con cenas y música... ¡hay mucha variedad! También es interesante si vas con peques (y el tiempo acompaña) recorrer su orilla. En agosto puedes incluso meter los pies en el agua. 

 Vista del puente de Carlos desde el río Moldava. 
Foto propia.



Tercer día: Mala Strana o ciudad pequeña, Museo Kafka, Castillo de Praga.

Cruzando el Puente de Carlos llegamos a Mala Strana. Es la parte más antigua de la ciudad, fundada en 1257, y se encuentra situada a los pies del Castillo. Para conocer el Castillo y todos los elementos que hay dentro de su recinto (iglesias, museos, etc) debes tener en cuenta de que necesitarás toda una tarde o toda una mañana en exclusiva. 


Antes de subir al castillo, te recomiendo acercarte al Museo Kafka, dedicado a la vida y obra del escritor. La escultura cinética Piss del famoso escultor checo David Cerný te da la bienvenida en sus puertas y siempre llama la atención. Si estás atento, descubrirás mas obras sorprendentes por toda la ciudad de este controvertido escultor, como El Hombre Colgado o San Wencenlao. Como curiosidad, cerca de este museo tienes la calle más estrecha de Praga: verás su semáforo y la cola para bajar y subir por ella.

Entrada Museo Kafka. Foto propia.


Cuarto día: Torre de la Pólvora, Casa Municipal o Obecní dûm, Iglesia de Santiago de Praga.


La Torre de la Pólvora fue construida en 1475 y era una de las 13 puertas de acceso a través de la muralla (tienes la posibilidad de subir a ella a disfrutar de unas vistas preciosas). Al lado encontrarás la Casa Municipal o Obecní dùm,  el edificio más importante Art Noveau conservado en la ciudad y un imprescindible que no te puedes perder. Lo mejor es acudir a uno de sus conciertos o ballet para que no pierdas ni un detalle de este magnífico edificio. Además, en su decoración participaron los mejores pintores y escultores de Praga en la época, destacando las pinturas de Alfons Mucha. Si no, siempre tienes la magnífica opción de sentarse en su preciosa terraza a tomarte un café y un delicioso strudel de manzana (te costará unos 15 euros). 

   
Torre de la Pólvora y Sala Smetana de la Casa Municipal. Fotos propia.

Una de las iglesias cristianas más bonitas de Praga y menos conocida es la de Santiago de Praga. La entrada es gratuita y fue fundada sobre los restos de una iglesia románica y transformado en un hermoso templo gótico, con decoración barroca debido a un incendio que asoló el templo. Tiene un espectacular órgano y se cuenta que el mismo Mozart tocó allí debido a la maravillosa acústica del templo. Todavía hoy en día realizan conciertos en su interior. Esta iglesia además cuenta con una leyenda algo macabra: en el siglo XV un ladrón quiso robar las joyas de la Virgen María pero la estatua de la Virgen milagrosamente agarró al ladrón con tal fuerza que no tuvo manera de soltarse. Al día siguiente acudió el cura y un carnicero de la zona que le cortó el brazo para poderle soltar. Los restos de ese brazo, ya momificados,  se conservan colgados en la iglesia junto con un cuadro donde se narra esta historia. 

 
Iglesia de Santiago de Praga. Foto propia.



Quinto día: Libre. Recomendaciones.


Es momento de pasear y disfrutar de las calles, sin prisas, para perderse y descubrir rincones espectaculares. Seguro que pasarás por el  Mercado Havelske Trziste, un mercado con puestos de recuerdos y frutas (bastantes caras, las hay mucho más baratas en cualquier otra tienda). En frente tienes uno de los muchos puestos típicos de Trdelník, un dulce azucarado y de distintos rellenos que puedes probar. 

Las comidas más típicas son las piezas de codillo de cerdo (Pecené Veprové Koleno),  o ternera asada (Svicková) presentadas en una gran pieza y acompañada de salsas de frutos rojos y mostaza. También es típica una sopa gulash servida dentro de un pan, y que también lleva carne y verduras (Gulásová Polévka). La cerveza más típica es la de marca Kozen, y la tienes negra o rubia. 


Pecené Veprové Koleno o codillo de cerdo. 

Cerca del reloj astronómico, tienes un estupendo restaurante vegetariano, desconocido para los turistas, llamado Country Life Restaurant. Es de buffet libre, y te cobran al peso. La calidad es excelente y tiene muy buen precio. Puedes también acercarte a disfrutar de alguno de sus zumos (enormes y riquísimos los de naranja y zanahoria).


Ese fue nuestro viaje. La temperatura en agosto fue estupenda, aunque siempre es recomendable llevar en la maleta un paraguas pues es normal que incluso en verano caiga algún día un buen chaparrón. En cuanto a precio, vete haciendo a la idea de que es un destino muy muy caro. Un café normal o una botellita pequeña de agua te cuesta unos 3 euros en una tienda normal. Por otro lado la zona histórica es pequeña, y en cuatro o cinco días puedes visitar todo lo necesario para hacerte una idea muy completa de la vida checa.


Comentarios

  1. ¡Disfruté muchísimo tu publicación! Tu perspectiva es valiosa. ¡Sigue publicando publicaciones!

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...hoy puede ser un gran día...

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