Ámsterdam en 5 días con la peque
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Este verano decidimos acercarnos unos días a Ámsterdam y conocer la ciudad. Nosotros estuvimos cinco días pero creo que perfectamente puedes conocer la ciudad y sus museos en dos días y luego utilizar el resto de días en visitar otras ciudades importantes como Utrech, La Haya o Róterdam.
Vista de casas danzantes. Foto propia.
Como queríamos un viaje muy tranquilo (la peque estaba fastidiada de los pies y no podíamos caminar mucho) el plan del viaje fue el siguiente:
Día 1: Primer contacto con la ciudad. Paseo libre por plaza Dam, Palacio Real, Niuwe Kerk, Oude Kerk, Zuiderkerk, Begijnhof, casa de Ana Frank...
Día 2: Mañana - Museo Van Gogh y tiempo libre.
Tarde - Paseo en Barco. Mercado de las Flores y tiempo libre.
Día 3: Mañana - Rijkmuseum y tiempo libre.
Tarde - Rembrand House y Freetour.
Día 4: Mañana - Viaje a Haarlem.
Tarde - Paseo libre por Barrio Jordaan, Magere Bug y casas flotantes de Ljburg.
Día 5: Mañana - Museo de Ciencia Nemo.
Tarde - Paseo libre.
El primer contacto con la ciudad fue para situarnos y empezar a movernos en metro, tren y tranvía, que son maneras rápidas y sencillas de desplazarse, ya que tienen bastantes frecuencias y tienes paradas cerca de los grandes museos y zonas de interés. Te sale bien de precio contar con cualquiera de las tarjetas de movilidad, como IÁmsterdam, que no solo te ofrece viajes sino también la entrada a los diversos museos. En principio merece siempre la pena, ya que los viajes de manera libre te van a salir bastante más caros. Tanto en el tren como en el tranvía, encontrarás máquinas contactless para pasar tu tarjeta bancaría, tu billete o tarjeta de viajes. Eso si, ten en cuenta que las tienes que pasar dos veces: una al entrar y otra cuando vayas a bajar (te cobran dependiendo de lo largo del trayecto). Si quieres ir hasta Ámsterdam Nord desde la vieja ciudad, el ferry es gratuito. Es un paseo estupendo, pero eso sí, es probable que estés rodeado de decenas de ciclistas.
Día 1. La bici es el elemento más reconocible de la ciudad. Ten cuidado, van como locos. De hecho muchos no respetan ni los pasos de cebra para peatones y no paran aunque haya gente cruzando. El segundo elemento que te llamará la atención es que no hay bancos para sentarse, por lo que en caso de cansancio puedes descansar en el césped de algún parque o entrar a alguna cafetería. El último elemento importante es que al ser construcciones estrechas, comprobarás que en la mayoría de zonas de restauración (cafés, sitios para comer) apenas tienen tres o cuatro mesas para sentarse. Es habitual ver a la gente comer de pie, por la calle, incluso sopas o purés.
La ciudad está construida sobre terreno ganado al mar, por lo que los edificios se empezaron a construir sobre pilotes de madera. La mayoría de edificios datan de los siglos XVI y XVII, y después de tantos años y por la presión del agua, muchos de ellos se han ido ´desplazando´. Tanto es así, que el ayuntamiento se está viendo obligado a insertar en los canales pilotes horizontales para evitar esos empujes que hacen que los edificios pierdan estabilidad. Los canales han sido desde la Edad Media (y son a día de hoy) una historia viva de la ciudad. Hay mercados o casas sobre ellos, son una vía de comercio pero también una forma de disfrutar de un rato de ocio, por lo que podrás ver como el tráfico de barquitas con holandeses disfrutando del sol y un picoteo con los amigos compiten con los barcos de turistas en los pasos estrechos de los puentes.
Y por último, tan importantes como los canales o las bicis, son los dos protagonistas de la ciudad: Van Gogh y Rembrandt. Pintores magníficos que cuentan con muchas de sus obras en los museos de la ciudad.
Día 2. El Museo Van Gogh es imprescindible en una visita a la ciudad, y por eso hay bastante gente. Si quieres no perdértelo, más vale que compres las entradas on line con varios días de antelación, teniendo en cuenta de que el horario suele ser de 09:00 a 18:00 horas y vas a necesitar cerca de tres horas para recorrerlo tranquilamente. Tiene varias plantas donde encontrarás obras tan reconocibles como Los Lirios, Jarrón con quince girasoles, Autorretrato con sombrero, La habitación del pintor en Arlés... Cuentan con servicio de audioguías en bastantes idiomas, taquillas gratuitas, unas tiendas que te quitarán el sentido y una cafetería bastante cara.
Jarrón con quince girasoles por Van Gogh. Foto propia.
Por la tarde nos relajamos disfrutando de un crucero por el río Amstel que es una forma indispensable de conocer la ciudad. Hay una oferta muy amplia, y si tienes la tarjeta IÁmsterdam recuerda que también tienes ofertas y descuentos.
Día 3. Para el Rijkmusum también llevábamos las entradas compradas online con nuestra hora de acceso, por lo que no tuvimos que hacer nada de cola. Es una visita obligada, pero es un museo bastante más ´asequible´ de lo que esperaba. Tienen grandes obras que ver, pero tampoco son muchas, por lo que en dos o tres horas lo has visto. No te puedes perder la Galería de Honor que es el lugar dónde están las grandes obras maestras de este museo, entre ellas, La ronda de noche de Rembrandt. También merece la pena acercarse a la antigua Biblioteca. Tienes guardarropas y taquillas gratis, tiendas fabulosas, audioguías y una gran zona de cafetería bastante cara.
Por la tarde nos acercamos a ver la casa museo de Rembrandt. Es una oportunidad única para poder entrar en una casa holandesa del siglo XVII y adentrarse no solo en la época, sino en la cotidianidad del pintor holandés. Vivió aquí entre 1639 y 1658, y gracias a la audioguía gratuita, te engancharás a la vida de este peculiar genio. Mi hija estuvo enganchadísima a las anécdotas que sucedieron en esa misma cocina antigua o en el estudio del pintor. Es una experiencia que no te puedes perder.
Y, por último, esa tarde estuvimos en un Free Tour, necesaria experiencia para conocer curiosidades de la ciudad y tener más claros los puntos de interés de la misma. Gracias a este tour, descubrimos los orígenes del barrio judío, del barrio chino y del barrio rojo además de los canales más importantes y multitud de anécdotas sobre la vida en esta curiosa ciudad.
Día 4. Desde Ámsterdam es sencillo y económico aprovechar para conocer algunas localidades maravillosas cercanas que merecen muchísimo la pena: Haarlem (a quince minutos en tren) o Zaanse Schans (a treinta minutos en tren) son muy recomendables. Tienes molinos y talleres de queso y zuecos a los que asistir. Pero simplemente pasear para conocer sus tranquilas calles te reconcilian con la vida.
Por la tarde, ya de vuelta a Ámsterdam, nos acercamos hasta el Mercado de las Flores flotante para, como no, comprar unos bulbos. Una bolsa de unos ocho bulbos son unos cinco euros. Es lo más barato que vas a encontrar en esta ciudad ;D
Día 5. La mañana del último día lo dedicamos al museo Nemo. Un museo de ciencia interactivo, de cinco plantas, muy ameno si viajas con peques y con un sinfín de actividades con las que divertirse. Probarán a estar dentro de una pompa de jabón, a subir su peso con poleas, a ver como actúan los átomos de su cuerpo con el aire de alrededor, a mover una pelota de plástico con aire desafiando la gravedad, a conocer a nuestros ancestros, a ver músculos en movimiento... Fácilmente se te pueden ir dos o tres horas. Un plus increíble es que tienen una cafetería buffet con terraza espectacular. Está muy bien de precio y tiene unas vistas alucinantes de la ciudad. Nota: a la terraza se puede acceder también sin entrar al museo, así que puedes llevarte tu propia comida y comer allí disfrutando del río Ámstel y de los barcos históricos que se encuentran anclados a los pies del museo, entre ellos el VOC, una réplica de un velero de la Compañía de las Indias Orientales de 1748.
Por la tarde estuvimos haciendo las últimas compras y despidiéndonos de la ciudad. Un lugar del que nos marchamos con sensaciones encontradas: la belleza de sus edificios por un lado y la suciedad que hay en las calles. La tranquilidad de sus canales y el olor a marihuana de alguien que pasa fumando a tu lado (supuestamente solo se permite fumar en los Coffee Shop, pero en Ámsterdam hay manga ancha y no parece que se multe, por lo que es habitual cruzarte con un fumador). El barrio rojo está en la almendra central y pasearás por sus calles aunque no lo sepas, ya que por las mañanas no está operativo. Nosotros declinamos la opción de conocerlo de noche. En fin, Ámsterdam es una ciudad de contrastes.
Notas importantes:
* Da igual cuando viajes, no está de más llevar un paraguas y un chubasquero finito. Algún día te llueve seguro.
* La gastronomía deja bastante que desear pero tienes que probar las Kroketten (croquetas), las Bitterballen (albóndigas) y las Friteshuis (patatas fritas con salsa). Todo te lo dan para llevar y es muy típico. También es un plato típico el arenque crudo, y verás puestos que lo venden -nosotros no nos atrevimos-.
* El chocolate Tony´s es muy famoso, encontrarás sus tabletas de multitud de sabores en muchos sitios. También tienen varias tiendas donde incluso puedes comprar el chocolate mezclado con lo que tu quieras (aunque tardan unas dos horas en fabricártelo).
* Los supermercados AH o Albert Heijn tienen de todo a muy buen precio. Ideal para surtirte de agua, sandwiches o lo que precises.
* La fruta es casi inexistente. Hay muy poca o la que hay no es muy maravillosa. Eso si, encontrarás en los super zumos envasados naturales y orgánicos muy diversos.
* Si quieres ir a la casa de Ana Frank debes comprar las entradas cinco o seis meses antes. Nosotros intentamos comprarlas dos meses antes y ya no quedaban para nuestras fechas de viaje, por lo que no la pudimos visitar.
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...hoy puede ser un gran día...